Antídoto digital. Me identifico totalmente con tu último escrito. Hace un par de meses en Bogotá en el Transmilenio me robaron el celular, al siguiente día debía viajar a Riohacha y otros municipios de La Guajira en medio de un proyecto en el que estoy aprendiendo y conociendo mucho. Forzado a la desconexión experimenté todas y cada una de tus síntomas que reflejan nuestra adición digital. Aunque no me consideraba un adicto a la tecnología si definitivamente creemos que necesitamos estar hipermegaconectados. Tras 2 semanas de desconexión que terminaron convirtièndose en 20 días experimenté algo que no sentía hace tiempo: mayor tiempo para mi, tranquilidad y en resumen felicidad.
A la final, ya en un lugar al norte de Mayapo donde ningún operador de celular funcionaba, por lo único que extrañaba el celular era por su cámara integrada para tomar fotos cuando iba demasiado ligera en mis trotadas matutinas por el bosque tropical seco de La Guajira.
Querido, David! Gracias por tu mensaje. Qué linda experiencia la que viviste en La Guajira. Me gusta en especial esto que dices: "mayor tiempo para mi, tranquilidad y en resumen felicidad". Sería chévere poder mantener más controlado el consumo de internet y afines. Estoy en ello. Un abrazo desde Iquitos (P.D. Quedé antojado de esos recorridos matutinos por el bosque seco tropical).
El día a día, la velocidad con que vivimos, la nueva era tecnológica que aunque no queramos o tengamos resistencia a no caer en ella, nos arrasa y hace que perdamos de momentos simples como los es disfrutarnos.
Gracias por compartir tu experiencia, la desconexión siempre sera alimento para el alma.
Gracias, Jules! Uy sí, qué difícil es mantenerse en la "dieta digital". Aquí ando probando cosas para ver por donde le entro y la hago sostenible. Un abrazo!
Querido Óscar,
Saludos siempre.
Antídoto digital. Me identifico totalmente con tu último escrito. Hace un par de meses en Bogotá en el Transmilenio me robaron el celular, al siguiente día debía viajar a Riohacha y otros municipios de La Guajira en medio de un proyecto en el que estoy aprendiendo y conociendo mucho. Forzado a la desconexión experimenté todas y cada una de tus síntomas que reflejan nuestra adición digital. Aunque no me consideraba un adicto a la tecnología si definitivamente creemos que necesitamos estar hipermegaconectados. Tras 2 semanas de desconexión que terminaron convirtièndose en 20 días experimenté algo que no sentía hace tiempo: mayor tiempo para mi, tranquilidad y en resumen felicidad.
A la final, ya en un lugar al norte de Mayapo donde ningún operador de celular funcionaba, por lo único que extrañaba el celular era por su cámara integrada para tomar fotos cuando iba demasiado ligera en mis trotadas matutinas por el bosque tropical seco de La Guajira.
Un abrazo.
David.
Querido, David! Gracias por tu mensaje. Qué linda experiencia la que viviste en La Guajira. Me gusta en especial esto que dices: "mayor tiempo para mi, tranquilidad y en resumen felicidad". Sería chévere poder mantener más controlado el consumo de internet y afines. Estoy en ello. Un abrazo desde Iquitos (P.D. Quedé antojado de esos recorridos matutinos por el bosque seco tropical).
El día a día, la velocidad con que vivimos, la nueva era tecnológica que aunque no queramos o tengamos resistencia a no caer en ella, nos arrasa y hace que perdamos de momentos simples como los es disfrutarnos.
Gracias por compartir tu experiencia, la desconexión siempre sera alimento para el alma.
Gracias a ti por acompañarme desde la distancia en este viaje!
Què lindas fotos! Y aquî otra irremediable recayente de la hiperconexiòn. Gracias!
Gracias, Jules! Uy sí, qué difícil es mantenerse en la "dieta digital". Aquí ando probando cosas para ver por donde le entro y la hago sostenible. Un abrazo!
Siempre es un gusto leerte. Y gracias por sacar tiempo para compartir tus aventuras.
Gracias por acompañarme en este viaje, en la quietud y el movimiento. Un abrazo desde Iquitos.