Antes de apasionarme por el audio, me fasciné con los relatos de Diana Uribe. El primero de sus trabajos que escuché con atención fue Historia de las Civilizaciones, un audiolibro de 2008 en el que Diana hizo un recorrido panorámico por el pasado y el presente de la historia de la humanidad. La obra estaba compuesta por seis CDs con más de siete horas de audio (en ese entonces no escuchábamos on demand) y un libro extravagante con textos de Ricardo Silva Romero y otros autores. Bajo una fórmula parecida, un año después, publicó Historia de las Independencias, en la que contaba el contexto histórico y los hechos más destacados de los movimientos independentistas de América Latina. Ambos trabajos me permitieron ubicarme mejor en la cronología de la Historia, sobre todo la de los siglos XIX y XX, y vislumbrar el poder de los relatos bien contados. En ese entonces, veía a Diana como un personaje único e irrepetible y no me interesaba buscar en otras personas propuestas de divulgación parecidas. Para mí, ella era la reina, la maestra de historia de los colombianos.
En 2016, entré a trabajar en una fundación que tenía las oficinas relativamente lejos de donde yo vivía. Los recorridos diarios en Transmilenio, el sistema de transporte masivo de Bogotá, me tomaban más de una hora por trayecto y eso me generaba la amarga sensación de tiempo perdido. Tenía que hacer algo, me decía, pero no encontraba qué. El teletrabajo no era una alternativa para los jefes y las plataformas de audio no habían llegado a mí. Podía escuchar música, claro —y de hecho lo hacía en mi iPod nano—, pero tenía que haber algo más. Y ese algo lo encontré en el canal de YouTube de Diana, en donde había horas y horas de charlas extraídas de sus programas de radio, conferencias y otro tipo de intervenciones. Esos videos hicieron de mis trayectos en Transmilenio algo más agradable y, sobre todo, enriquecedor. Al menos así lo fue mientras tuve datos con que alimentar el hambre desaforada que YouTube tenía por ese entonces.
Con la consolidación de los viajes como parte fundamental de mi estilo de vida, he explorado una de las facetas de Diana que me parecen más fascinante: la narradora de viajes propios y ajenos. En su podcast, DianaUribe.fm, ha publicado varias series sobre viajes por el mundo en las que habla del pasado y el presente; el feed de su podcast despliega recorridos envidiables por países tan variados como Islandia, Japón, Sudáfrica, Egipto y Jamaica. Sin embargo, las narraciones que más disfruto son las relacionadas con recorridos temáticos, como las que hizo alrededor de museos icónicos de Latinoamérica (10 episodios) o de artistas destacados de América Latina, en especial escritores y pintoras (12 episodios). En esta última, comparte un relato híbrido en el que, además de hablar del autor, la obra y el contexto histórico en que se desenvolvió, resalta el rol de musa que cumplieron algunos lugares en la obra de los artistas. Así, se adentra en las relaciones creativas de Gabriel García Márquez y el Caribe colombiano, Clarice Lispector y Río de Janeiro, Alejo Carpentier y Haití, y Jorge Luis Borges y Buenos Aires. Esta serie lleva a un nivel magistral el tipo de lecturas expandidas que he venido explorando en los últimos dos años alrededor de la literatura de la selva amazónica y de las que les he hablado en esta newsletter (navégalas aquí).
Siempre creí que el público de Diana eran colombianos dentro y fuera del país. Pero resulta que estaba muy equivocado. Con sorpresa, y mucha alegría, su nombre fue mencionado por personas de España y distintos países América Latina con quienes, desde Peces fuera del agua, seleccionamos hace poco a los podcasters más queridos de Latinoamérica. Resulta que a Diana la queremos tanto que quedó entre las 15 personas latinoamericanas del podcast, junto a otras figuras de proyección internacional como Daniel Alarcón (Radio Ambulante), Mariano Pagella (El Verdadero Robo del Siglo) y Catalina May (Las Raras). Al hablar sobre mi sorpresa en el chat de la Comunidad de Oyentes, Gabriela, una podcaster mexicana, dijo que “Diana debería ser patrimonio intangible de los latinoamericanos”. Sentí un orgullo patrio inmenso al leer esas palabras. Me alegra que personas del sector cultural se vuelvan embajadores de Colombia en el mundo y que reemplacen a las figuras del narcotráfico con quienes solían identificarnos a los colombianos en el exterior.
¿Por qué los relatos de Diana son tan fascinantes? Desde hace muchos años, me vengo haciendo esta pregunta, en parte para descubrir el secreto de la reina, en parte para tener elementos con que emularla. Y creo que el truco radica en muchos aspectos de forma y contenido que, conjugados, hacen de su trabajo algo único y de cierta forma irrepetible. En el papel, su propuesta no parece muy sexy: una señora habla sola, sin pausas y durante una hora, sobre temas históricos y a veces coyunturales que le parecen interesantes. Por si fuera poco, su monólogo no utiliza material sonoro de archivo, ni fragmentos de entrevistas, ni se basa en un diseño de sonido interesante. Entonces, ¿por qué escuchamos sus episodios y esperamos con ansias su próxima entrega? Porque Diana es una divulgadora que tiene la capacidad de hacer que el oyente se emocione con su relato y comprenda fácilmente sucesos y hechos históricos complejos, gracias a su personalidad extrovertida, su lenguaje fresco, coloquial y por momentos divertido, y sus figuras retóricas capaces de quedar retumbando en la cabeza de la audiencia. Además, su voz transmite la profunda pasión y entusiasmo que siente por echar el cuento, unas emociones que, a los ojos críticos de la academia, deben quitarle algunos puntos de rigor, pues por momentos sus historias se llenan de superlativos y toques románticos que hacen de cada autor el más grande de todos, cada región la más bella, cada suceso histórico el más determinante, y así sucesivamente.
Los relatos de Diana son —utilizando sus propias palabras— “una cosa de dar alaridos”. Si se tratan de libros, uno quiere salir de inmediato a leerlos, como me sucedió al escuchar los episodios dedicados a Rómulo Gallegos, Alejo Carpentier y Gabriela Mistral, por mencionar algunos autores que no he leído. Si habla de lugares, uno quiere salir a conocerlos por primera vez o visitarlos de nuevo. De especial fascinación me ha parecido Las historias de Diana Uribe, un programa de la Radio Nacional de Colombia, disponible gratis en RTVCPlay, en el que Diana hace zoom in en las regiones, culturas y tradiciones de Colombia. Hace poco, ahondando en la Orinoquía, escuché los episodios de las Cuadrillas de San Martín de los Llanos, en donde a comienzos de noviembre estuvimos con Peces dictando un taller de fotografía documental, y el episodio en el que da un contexto amplio sobre los Llanos Orientales. Allí, habla de la fiesta popular más fascinante de Colombia y de una región única en el mundo que todos deberíamos visitar. Al comienzo, me pregunté si era preciso lo que Diana decía, pero luego me percaté de que ella había caído rendida ante los encantos de Colombia: en “el país de la belleza”, cada fiesta es la más fascinante, cuando se hace parte de ella, y cada región visitada es la más bella, cuando se está allá en cuerpo o mente. Paradojas que solo podemos comprender quienes nos damos la oportunidad de vivir en carne propia las historias de Diana (y de Colombia).
¿También eres fan de Diana Uribe? ¿También escuchas sus historias cada semana? ¿Desde dónde la sigues? Te leo en los comentarios de abajo.
Con cariño,
Óscar Iván
Bogotá D.C.
Para seguir profundizando en los viajes sonoros
Confieso que, al iniciar el texto, tenía pensado llegar a otro destino; quería empezar contando mi fascinación por los relatos de Diana, previo a mi pasión ampliada por el audio, y luego entrar a comentar algunos podcasts con los que he podido viajar por Colombia y el mundo. Pero ya lo vieron ustedes: hablar de Diana es tan apasionante como sus relatos y me quedé atrapado en ello. No obstante, les dejo algunos podcasts y episodios recomendados para que ustedes los exploren por su propia cuenta y riesgo:
Podcasts narrativos de viaje
Viajes inmóviles, de Laura Ubaté (Colombia)
Crónicas viajeras, de Pedro Belloni (Argentina)
La Viajante Condición Humana, de El Extraordinario (España)
Hechizo animal, de RTVCPlay y Cartagena Federal (Colombia)
Relatos sonoros de la montaña, de Carolina Echeverri (Colombia)
Episodios viajeros de podcasts que no son necesariamente sobre viajes
“Posturismo”, de Solaris (España)
“Patagonia fértil”, de Las Raras (Chile)
“Toy Story”, de Radio Ambulante (USA & LATAM)
“Jornaleros. Cara A: Rocío”, de (De eso no se habla) (España)
“David Ruiz: cuatro años viviendo en el mar (parte 1)”, de La Fucking Condición Humana (España)
Ficciones sonoras en contextos de viaje
Blum, de El Extraordinario (España)
Simulacro, de El Extraordinario (España)
PÉTREA, de SKY Airline & Posta (Chile & Argentina)
Greal: el secreto de las ocho llaves, de Catalunya Experience (España)
Un secreto en Bretaña, el viaje que lo cambió todo, de Turismo de Bretaña y Nación Podcast (Francia & España)
Quietud y Movimiento cumplió dos años 🙌🏻
El pasado 15 de diciembre, la newsletter cumplió dos años. Contando esta, ya van 64 entregas y la idea es continuar publicando. No ha sido fácil —debo aceptarlo—, pero sí muy enriquecedor. Aprovecho para dar las gracias a las personas que me han acompañado desde el comienzo y a quienes se han ido sumando en el camino. Ya somos más de 670 personas. Con motivo del primer aniversario, publiqué “¿Para qué me ha servido hacer Quietud y Movimiento?”, un balance con el que sigo estando de acuerdo y que me parece especialmente útil para personas tentadas con lanzar una newsletter.
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Saltos al vacío es el primer libro impreso y colectivo de Peces fuera del agua, el laboratorio creativo del que soy director. En el libro, más de 40 artistas exploran lo que significa estar por fuera de su zona de confort, o lo que es lo mismo, “estar fuera del agua”. Una propuesta híbrida de 240 páginas en tamaño carta y full color en la que se fusionan los libros de literatura, los fotolibros y las revistas literarias. Promoción válida hasta el 25 de diciembre 👉🏻 conoce más.
‘Quietud y Movimiento’ es una newsletter sobre viajes, literatura y tecnología desde la perspectiva de un nómada digital. Puedes consultar el archivo completo y leer otros de mis trabajos en el laboratorio creativo Peces fuera del agua. También puedes seguirme en Instagram y X. ¡Gracias por leer!
Qué texto tan bello, Oscar!! Das voz a lo que muchos sentimos y me emocionó mucho leerlo. En una entrevista decía algo así como que ella necesita pasar por la emoción todo lo que narra, y creo que en ese ejercicio suyo de sentir el relato, nos entrega no solo la historia, sino su capacidad infinita de asombro al mirar cada detalle del mundo.
Buenas!!!!!! ...qué bonita carta-homenaje a Diana Uribe. Creo que fue una de las primeras "podcasters" que escuché por ahí del 2020. Estoy casi segura de que muchos de los que hacemos podcast aspiramos a poder algún día contar historias como ella lo hace, que solo necesita su voz para mantener nuestros oídos entretenidos y escuchones. Diana Uribe tiene el espíritu de Scheherazade en clave colombiana.