Hola, les saluda Óscar Iván Pérez H. y les doy la bienvenida a Quietud y Movimiento. Hoy les hablo de pueblos maravillosos para conocer en el mundo y, de paso, de los retos de la creación de contenido en la era de la Inteligencia Artificial.
Hay tres preguntas que me hacen con frecuencia las personas que están preparando un viaje:
¿Qué hotel me recomiendas?
¿En cuál restaurante debería comer?
¿Qué lugares chéveres hay para visitar?
De las tres, la última es la que más me gusta responder (de hecho, la única que me gusta responder).
¿Por qué?
Porque las respuestas a las primeras dos son mucho más subjetivas de lo que parecen y se pueden obtener mejores resultados si se consulta en Google o en aplicaciones especializadas como Booking para hoteles y Tripadvisor para restaurantes.
Amigos y amigas: la información con la que cuenta un solo viajero es muchísima menor que la que utilizan las aplicaciones para mapear, jerarquizar y filtrar hoteles y restaurantes de un destino.
La tercera pregunta la siento un poco diferente.
Asesorar sobre los territorios para visitar se me asemeja a la labor del librero. Recomendar el libro adecuado requiere conocer la oferta disponible, los gustos particulares del lector y la necesidad que busca satisfacer.
Nadie como un viajero experto para sugerir cuáles son los mejores destinos para conocer, pensaba.
Hasta que apareció ChatGPT…
La Inteligencia Artificial (IA) me ha puesto a pensar mucho sobre qué escribir y qué no acerca de –digamos– viajes, teletrabajo y cultura digital.
En páginas web, blogs y redes sociales –y ahora debemos incluir también las newsletters– abundan textos bastante populares que responden –más o menos– a la siguiente fórmula:
verbo + cantidad + sustantivo + adjetivo + complemento
Ejemplos (reales):
Descubra los 10 pueblos más bonitos de Colombia
Los 10 pueblos más bonitos de Colombia
18 destinos para “pueblear” en Colombia
Si leemos estas notas publicadas por medios y proyectos reconocidos en Colombia encontraremos que, en esencia, dan la misma respuesta que ChatGPT a la pregunta “¿Qué pueblos me recomiendas visitar en Colombia?”.
He comprobado que lo mismo ocurre con otras preguntas cerradas acerca de los viajes.
Hace dos días, por ejemplo, me atrajo un titular de la famosísima revista Condé Nast Traveler: 10 beneficios psicológicos de viajar. Y le di clic con avidez. Y la leí con placer. Y asentí a media que avanzaba en los beneficios. Y la compartí por Twitter.
Pero luego pensé: ¿Acaso no es una nota demasiado fácil y obvia, aunque entrevisten a un psicólogo experto en viajes? ¿En qué se diferencia esto del marketing de viajes que hacen la mayoría de influencers en redes sociales?
Así que decidí hacerle la pregunta a ChatGPT… y obtuve, en esencia, la misma respuesta de la famosísima revista (les invito a hacer la prueba).
Todo ésto me lleva a preguntarme cuál es el rol y el deber de los creadores de contenido en cualquier formato –texto, imagen, audio, video– en la era de la Inteligencia Artificial que apenas comienza.
Hace unos días leí un hilo muy interesante de Laura Ubaté, una periodista y podcaster colombiana a quien admiro mucho, en el que contaba que estaba apoyando su proceso de creación en el ChatGPT así:
Le tiro una pregunta al bot, buscando ¿Qué es lo más obvio que se puede decir sobre este tema? De la respuesta parte mi trabajo: más allá de lo obvio, ahí comienzo.
Me parece un excelente punto de partida.
No debemos renegar de o renunciar a la IA. Antes bien, debemos conocerla, explorarla, dominarla, y utilizarla para ir más allá de lo que puede hacer –al menos en este momento–.
En respuesta a la gente que me ha preguntado “¿Qué lugares chéveres hay para visitar?”, y siguiendo el principio de ir más allá de lo obvio, abajo les hablo de 5 pueblos alucinantes que he descubierto durante este viaje nómada por Colombia y que no están en las listas de los destinos-que-no-te-puedes-perder del ChatGPT ni de los posts populares, sino en las listas de tesoros descubiertos por viajeros de carne y hueso.
Cierro con un par de proyectos que han seleccionado pueblos ejemplares en Colombia y el mundo, y la recomendación de una newsletter que comparte historias, reflexiones y emociones imposibles de crear –todavía– por la IA.
Cuéntenme en los comentarios de abajo o a vuelta de correo cómo les pareció esta entrega y qué tan “puebleros” son (yo, como ya lo saben ustedes, me he vuelto muy de pueblos. Allí quizás paso la mitad o más de mi tiempo de viaje).
Con cariño,
Óscar Iván
Cali, Valle del Cauca
5 pueblos alucinantes en Colombia
Rincón del Mar, Sucre, es uno de los secretos mejor guardados del Caribe colombiano. A tan solo dos horas por carretera de Cartagena o Montería encuentras un pueblo que aún se mantiene auténtico y alegre, aunque ofrece servicios turísticos como restaurantes, hoteles y tours por los alrededores (eso sí, el internet es de baja calidad). Si quieren disfrutar de algo más que playas y manglares, pueden avistar aves al atardecer, nadar entre el plancton en la noche o recorrer las islas cercanas como Tintipán, Múcura y Santa Cruz del Islote.
Nueva Venecia es un pueblo palafítico en medio de la Ciénaga Grande de Santa Marta, Magdalena. Los palafitos son pilotes de madera que sostienen las casas sobre el agua y dan un toque de magia a un lugar en donde puedes apreciar algunos de los amaneceres y atardeceres más bellos que recuerdo haber visto. Para ir de casa en casa hay que desplazarse en canoas, pues el pueblo carece de vías terrestres y de puentes (salvo un par alrededor de la iglesia y el colegio). Su comunidad vive principalmente de la pesca, a pesar de la contaminación de sus aguas dulces y saladas. En años recientes, el turismo se ha posicionado como una actividad que puede darle una nueva vida a un pueblo. El transporte para visitarlo lo toman en el mercado de Tasajera a 41 km de Santa Marta.
Aracataca es un pueblo que respira a Gabriel García Márquez por sus poros. No solo está presente en la Casa Museo, la Oficina del Telégrafo y la antigua estación del ferrocarril, sino en el nombre y el decorado de muchas tiendas, restaurantes, hoteles y otros negocios. El pueblo es un museo al aire libre dedicado al Premio Nobel de Literatura en el que su gente recuerda con cariño y orgullo a su máximo representante (pero no el único: también hay homenajes a Leo Matiz, un fotógrafo documental pionero en Colombia). Recuerdo con mucha alegría el parque lineal dedicado a Gabo y el territorio que lo inspiró, así como el paso del ferrocarril que hoy transporta carbón en vez de banano y personas. Aracataca está a 86 km de Santa Marta.
Mesetas, Meta, es un destino turístico emergente. Antes de la firma del Acuerdo de Paz en 2016 nadie había oído hablar de él y ahora todos quieren conocerlo. Los atractivos turísticos de Mesetas no están en el casco urbano, sino en sus alrededores, en especial el fascinante Cañón del río Güejar, cascadas como Charco Azul, Cataratas y La Pelton, y un antiguo campamento de las FARC. Allí puedes hacer deportes de aventura como rafting, desplazarte en neumáticos aguas abajo por el río o conversar con la comunidad local sobre su reinvención a partir del turismo. Mesetas es, a todas luces, un destino de esperanza. Lo encuentras a 134 km de Villavicencio.
Güicán es una de las puertas de entrada a la Sierra Nevada del Cocuy, una cadena montañosa ubicada en el norte del departamento de Boyacá que hace parte de la Cordillera Oriental. El Cocuy es famoso por su paisajes espectaculares que incluyen glaciares, lagos, páramos y súper páramos, además de animales como venados soche, osos de anteojo y lagartos collarejo. Hoy están habilitadas tres caminatas de un día hasta el borde de nieve de tres de sus más de 20 picos nevados: el Púlpito del Diablo, Laguna Grande de la Sierra y el Ritacuba Blanco. Por el sur, Güicán queda a 8 horas y 40 minutos de Bogotá y por el norte, a 8 horas de Bucaramanga, Santander.
¿Te llama la atención El Cocuy? Entonces reserva desde ya la lectura del mensaje que enviaré el próximo jueves, pues te hablaré de uno de los ascensos que hice el año pasado.
Para seguir puebleando por Colombia
Si buscas otros destinos en Colombia, los pueblos patrimonio del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo (MinCit) son una excelente guía. Estos lugares “se caracterizan por tener una arquitectura diferenciada, cultura autóctona, gastronomía propia, entorno natural, y por guardar parte de la historia y del desarrollo de nuestro país”. Por ahora, son 17 los pueblos designados con este título, entre ellos tres de los cuales te hablé recientemente: Honda, Tolima; Santa Cruz de Lorica, Córdoba; y Jardín, Antioquia. Por aquí te dejo la página oficial de la Red Turística de Pueblos Patrimonio.
Para pueblear por el mundo
La Organización Mundial del Turismo (OMT) tiene un programa llamado Best Tourism Villages por medio del cual reconoce a los pueblos que son ejemplos notables como destinos turísticos rurales y que, además, “preservan y promueven los valores, productos y estilos de vida rurales y de las comunidades y que tienen un claro compromiso con la innovación y la sostenibilidad en todas sus vertientes: económica, social y ambiental”. En 2022, el programa reconoció a Choachí, a 40 km de Bogotá D.C., como uno de estos pueblos ejemplares (desde allí, curiosamente, envié el primer mensaje de Quietud y Movimiento. Todo se conecta con todo, ¿no?). Si estás interesado en visitar este tipo de pueblos en tus viajes internacionales, navega la base de datos del programa por año de premiación (2021 o 2022), continente y país. Aquí te la dejo.
Aún quedan Cosas que decir
A María Perrier la conocí en 2017 cuando la invitamos a publicar uno de sus textos en Peces fuera del agua. Poco después se volvió una pez del cardumen y luego parte fundamental del equipo coordinador. Hoy explora nuevas tierras y experiencias al otro lado del Atlántico. Además de amiga y coequipera, María ha sido una de mis maestras de escritura. Ella –junto a otras mujeres dentro y fuera de Peces– me ha enseñado que la escritura –y el ser– crece cuando somos honestos, abiertos y vulnerables. A través del ejemplo y el consejo, me ha ayudado a quitarme el traje de académico acartonado y vestir el del artista.
En Cosas que decir, una columna mensual que distribuye por email, María comparte historias, reflexiones y experiencias sobre creatividad, viajes y la “vida misma”. Aunque aplaudo todas sus entregas, la más reciente me tocó de una manera especial, pues cuenta cómo su viaje a México y en especial San Miguel de Allende, un pueblo folclórico y alegre, hizo que su identidad latinoamericana explotara en mil colores. El mensaje se llama, cómo no, Latinoamericana y aquí lo pueden leer. Háganlo: ¡les va a encantar!