10 | Salgan de sus caparazones, ¡por favor!
Hoteles: no basta con prestar servicios de calidad en sus instalaciones
Hola, les saluda Óscar Iván Pérez H. y les doy la bienvenida a Quietud y Movimiento. Hoy quiero hablarles de un servicio que deberían brindar todos los hoteles.
El segundo destino que visité cuando comencé mi experiencia nómada en 2021 fue Isla Fuerte, una pequeña porción de tierra que emerge en el Golfo de Morrosquillo a 25 minutos en lancha de Paso Nuevo en el departamento de Córdoba. La isla es famosa por sus historias de piratas y contrabandistas, una ceiba de 24 mt de alto y la inmensa variedad de corales vírgenes que se pueden ver a través de sus aguas cristalinas con tintes azules y verdosos.
Después de unos días felices con mis amigas Mabel y Natalie, tuve que dejar la isla para ir en busca de mejor señal de telefonía e internet. Se acercaba el primer encuentro de la Comunidad de Oyentes, un espacio virtual que reúne a oyentes y productores de podcasts, y quería que todo saliera perfecto. Así terminé el jueves 25 de febrero en Santa Cruz de Lorica, Córdoba, un pueblo que se alza a orillas del río Sinú y fue cuna de escritores como David Sánchez Juliao y Manuel Zapara Olivella.
El viernes, al retornar al hotel después de almorzar un pescado guisado, le pregunté al recepcionista qué cosas había para hacer en Lorica. El pobre quedó frío, inmóvil, y luego dijo:
–No sabría decirle, señor.
–¿Sabes quién me puede dar información?
–Deme un momento y le pregunto a la administradora –dijo, y se retiró.
Poco después volvió con una chica de paso firme y figura esbelta.
–¿En qué le puedo ayudar, señor? –dijo.
–Me voy a quedar el fin de semana aquí y quisiera saber qué hay para hacer.
–Lamentablemente no tenemos esa información.
–¿Conoces a alguien que me pueda ayudar?
–Sí, hay alguien que quizás le pueda orientar –dijo, tras un silencio corto en que alcancé a intuir la respuesta contraria.
Así di con Samuel, un guía local con quien hice un paseo en canoa por las aguas del Sinú y me convenció de conocer el proyecto de conservación de tortugas de río que adelanta la comunidad de Cotocá Arriba a tan solo 15 minutos de donde estaba.
Aquel “Lamentablemente no tenemos esa información”, con otros acentos y variaciones, lo he escuchado muchísimas veces durante mi viaje nómada por Colombia. Me lo han dicho en pueblos y ciudades, en hoteles baratos y no tan baratos, en destinos turísticos y otros por fuera del radar. Y me ha sorprendido y aterrado, porque –en mi opinión– los hoteles deberían ayudar a resolver las principales preguntas que tienen los visitantes con relación a sus experiencias turísticas:
¿Qué hacer?
¿Con quién hacerlo?
¿Cómo hacerlo?
¿Cuánto cuesta?
¿Cuánto tiempo toma?
Con ésto no quiero decir que los hoteles deban ser o saber tanto como un operador turístico, pero sí que deben conocer el entorno en el cual operan y conectar a sus clientes con los actores locales. De esta forma ayudarían a que los visitantes tuvieran una mejor experiencia y a que el turismo promoviera el desarrollo del territorio.
Mi petición se puede cumplir con una capacitación mínima de las personas encargadas de la recepción o con la disponibilidad de folletos y páginas web en las que se respondan las preguntas que enlisté. Así me ocurrió recientemente en Honda, Tolima, en cuya oficina de turismo me dieron un folleto bastante completo que me ayudó a organizar mi visita, y en Jardín, Antioquia, en donde encontré la página web de turismo más completa que haya conocido en un pueblo colombiano.
Los hoteles deben brindar información relevante y conectar con los actores locales porque los clientes depositaron su primer voto de confianza en ellos y tienen cómo ser uno de los articuladores del sector turístico local. Los hoteles pueden, por ejemplo, evitarle a sus clientes experiencias lamentables, inseguras o costosas.
Sí, está bien que los hoteles se preocupen por sobresalir en el aseo, la seguridad, la lavandería, la solución de problemas y los desayunos que sirven, pero eso no debería ser excusa para que, como las tortugas, se metan dentro de su caparazón y se desconecten del entorno del que hacen parte.
Hoteles: no olviden que la experiencia turística de los visitantes es el resultado de lo que pasa dentro y fuera de sus instalaciones, así que extiendan un poco más el alcance de sus operaciones (al menos para los viajeros que, como yo, huyen de los complejos hoteleros en donde la gente pasa días sin salir de sus instalaciones y al final se van del territorio sin llegar a conocerlo).
Para seguir explorando el comportamiento de las tortugas
El proyecto de conservación de tortugas de río de Econbiba (Cooperativa de Ecoturismo y Turismo Comunitario en la Ciénaga de Bañó) es uno de los más interesantes que he conocido en los últimos dos años. Allá estuve primero en febrero de 2021 conociendo cómo recolectaban los huevos en las playas del río Sinú y cómo los incubaban en la sede de la Cooperativa, y luego volví en mayo para ver cómo liberaban a las recién nacidas en las mismas playas en donde habían sido encontradas. La comunidad de Cotocá Arriba le apuesta al turismo como una alternativa para el desarrollo sostenible en vista de que la pesca, su sector tradicional, ya no tiene la misma fuerza de antes. Conoce el proyecto:
Anímate a visitar las tortuguitas y apoyar a la comunidad de Cotocá Arriba. Aquí los datos de contacto.
Flashback
Cuando estaba en Isla Fuerte publiqué una foto con Natalie y Mabel cuyo emotivo copy incluye una frase que dice así: “Ambas son un espejo para mí: la una del Oscar que fui, la otra del Oscar en quien me estoy convirtiendo. Ellas representan mi pasado y mi futuro. Y yo, el puro presente, la posibilidad, la incertidumbre de mí mismo”. No estaba ni cerca de intuir todo lo que vendría después.
In media res
El domingo pasado llegué a Doradal, el corregimiento de Puerto Triunfo, Antioquia, en donde queda el barrio “La Aldea”, más conocido como “El Santorini colombiano”. Se le llama así porque sus callejones estrechos y sobre la ladera, al igual que sus casas blancas de puertas y ventanas azules, se inspiraron en la isla homónima en Grecia.
A 1 km del barrio queda la Hacienda Nápoles, antes propiedad de Pablo Escobar, y a 17 km, la Reserva Natural de Río Claro, un lugar en donde se puede hacer actividades como rafting, canopy, espeleología, senderismo y avistamiento de aves.
¿Les gustaría que les hablara más adelante de estos lugares?
Con cariño,
Óscar Iván
Doradal, Antioquia
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Gracias
Gracias amigo por llevarnos a viajar contigo. Tu texto me lleva a pensar sobre lo poco capacitados que estamos en habitar nuestro entorno. TODOS debemos a veces vivir nuestras propias ciudades como turistas. Así disfrutamos, conocemos y habitamos nuestros hogares habituales y de esta forma podemos luego ser guías turísticos naturales de nuestras propias ciudades.