Autodidacta digital
El internet y la computación han cambiado para siempre la forma en que aprendemos
Nunca antes fue tan fácil, ni tan cómodo, ni tan diverso aprender de forma autónoma.
Hoy tenemos al alcance de un clic un universo inabarcable de información de todo tipo y calidad. Para nadie es un secreto que el internet y la computación han cambiado para siempre la forma en que aprendemos (y enseñamos).
Hoy podemos investigar sobre los temas que nos interesan, incluso sin salir del lugar en donde estamos (llámenlo casa, hotel, campervan, oficina, universidad, etc.). Y lo podemos hacer con los formatos que más nos atraigan: texto, imagen, audio, video.
Hoy contamos con tutoriales, charlas y cursos online de distintas plataformas, muchas de ellas gratuitas, además de comunidades digitales con las que podemos aprender de forma colaborativa con personas de distintas nacionalidades y conocimientos.
Antes, en la era pre informática, el asunto era diferente.
Los autodidactas o personas que aprendían sin la asesoría de un maestro o la orientación de un programa de educación formal tenían menos recursos al alcance. Pero tenían algunos, claro está; contaban, por ejemplo, con libros y deliberaciones en cafés o, más recientemente, con radio y televisión, además de películas en cartelera y en sitios de alquiler.
A Mary Somerville se le llamó “la reina de la ciencia” por enseñar a personas con al menos educación básica la física, la química y la astronomía del siglo XIX que había aprendido por su cuenta (y eso que no tenía acceso a enciclopedias online, ni páginas web de centros de investigación, ni mucho menos al ChatGPT).
Jorge Luis Borges decía que se enseñó a sí mismo alemán para poder leer los autores en su lengua original (y lo hizo, desde luego, sin tener aplicaciones de idiomas en el celular ni asistir a clases virtuales con profesores nativos).
Quentin Tarantino dice que no estudió cine, sino que fue al cine (y también devoró las películas de la tienda de alquiler en la que trabajaba). ¿Cómo habría sido su aprendizaje inicial si hubiera tenido todas las plataformas de streaming que tenemos hoy?
Y la lista de autodidactas clásicos podría extenderse hasta el infinito.
Aunque cada uno se dedicó a áreas diferentes, su método debió haber sido similar: aprender a nadar en un mar de material aparentemente inconexo, infinito y, al comienzo, incomprensible.
Y debieron haber llegado a la orilla segura de la misma forma en que lo hacen todos los autodidactas: con disciplina, automotivación, curiosidad, autonomía y, cómo no, goce por aprender.
Mi gusto por el aprendizaje autodidacta y virtual comenzó mucho antes de la pandemia.
Mis primeros pinitos en la autoeducación los hice con la historia del pensamiento económico, el área en la que profundicé mis estudios universitarios de economía. Aquí la exploración extra curricular fue fundamental, tanto individual como colectiva, pues la historia del pensamiento es considerada un área “menor” y no había muchas asignaturas en el programa. Los recursos disponibles en ese entonces eran libros de mi naciente biblioteca personal, ejemplares tomados en préstamo de la biblioteca pública y libros fotocopiados.
Luego, ya como docente e investigador universitario, tuve que aprender por mi cuenta sobre responsabilidad social empresarial, desarrollo sostenible y metodología de investigación. En esta exploración fueron clave los libros de texto y la educación online. Aquí, por primera vez, recibí clases virtuales y fueron dictadas por personas que nunca pensé que me hablarían directamente a mí (en la especialización online que hice en 2009, con charlas pregrabadas, tomé clases con Amartya Sen y Joseph Stiglitz, dos de los Premios Nobel de Economía que más admiro. Sobra decir que fue algo absolutamente sorprendente y maravilloso en ese momento).
En 2019, me hice fan de los cursos en línea masivos y abiertos (o MOOC, por sus siglas en inglés). Con ellos ―la mayoría gratuitos, en distintos idiomas y dictados por universidades top a nivel internacional― pude seguir profundizando los intereses profesionales que tenía en ese momento y disfrutar ―guardadas las proporciones― de una de las ventajas que tiene estudiar en el exterior: conocer el trabajo, las referencias y el discurso de profesores de distintas partes del mundo.
En 2020 y 2021, me obsesioné con dos temas que pude profundizar 100% desde el computador: los podcast y el periodismo narrativo. Por razones que todos conocemos, en este par de años hubo una oferta excesiva de charlas, talleres y festivales online que nos permitieron llenar la agenda que el encierro habilitó y que fue fundamental para mantenernos cuerdos.
En 2022 y 2023, he estado muy metido en la lectura y la enseñanza de la literatura de viajes. Algo que me ha sorprendido en esta exploración es la facilidad que tenemos hoy para escuchar a los autores y las autoras que leemos. En internet abundan charlas, conferencias y entrevistas de muchos de ellos, sobre todo a quienes han publicado en la última década.
Podría seguir dando ejemplos, pero creo que el punto ya es suficientemente claro: nunca antes fue tan fácil, ni tan cómodo, ni tan diverso aprender de forma autónoma.
Estos viajes de conocimiento no los he hecho solo, por supuesto; durante los últimos 6 años ha sido clave el cardumen del laboratorio creativo Peces fuera del agua, pues con él he creado un espacio seguro y cómplice para explorar colaborativamente la curiosidad, la creatividad y la salida de la zona de confort.
Soy un convencido de que hoy en día podemos aprender lo que queramos y hacerlo como queramos, sobre todo cuando combinamos el aprendizaje autónomo con capacitaciones, talleres y seminarios dictados por la educación no formal ―o aquella que se imparte por fuera de las instituciones educativas tradicionales―. Lo que muchas veces falta es la determinación y el compromiso con nosotros mismos para hacerlo.
Cierro el mensaje de hoy con una invitación para que todos seamos, en algún grado, autodidactas digitales.
Con cariño,
Óscar Iván
Bogotá D.C.
Para seguir explorando el autoaprendizaje digital
Encontré muy poca información en Google relacionada con el término “autodidactas digitales”, pero algo más con el término “autodidacta”. En particular, me gustaron este texto que presenta un perfil general de los autodidactas y este otro que señala una ruta para el aprendizaje autónomo.
Soy muy partidario de los MOOC, porque son una educación dirigida que se ajusta a las necesidades e intereses de cada quien. Hay muchas plataformas con cursos gratuitos y pagos en español o con subtítulos en español, entre las que se destacan Coursera, Edx y Khan Academy. Conoce más del tema aquí.
En los últimos años, he aprendido mucho ―y de muchos temas― con los podcasts, pues los hay de distintos formatos ―entrevista, conversación, monólogo, narrativo, etc.― y de todos los temas que te puedas imaginar. Si te interesa este medio, escríbeme y te doy recomendaciones. Te dejo un ejemplo de cómo aprender algo con podcasts (en este caso, inglés) que publicamos en Peces fuera del agua.
Para una educación autodirigida en video, no hay como YouTube y TED. Aquí encuentras las 10 charlas TED más vistas hasta 2018.
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Gracias! Súper práctica esta entrega. También me encanta estar aprendiendo cosas con mis tiempos, sin tanto papeleo y a bajo costo.