Los románticos robos de Nueva Venecia
Una tradición que sobrevive al paso del tiempo en el fascinante pueblo palafítico
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Hoy les preparé una entrega muy especial sobre uno de los lugares más fascinantes que he conocido en mi experiencia nómada por Colombia: Nueva Venecia, un pueblo palafítico que se alza en las aguas dulces y saladas de la Ciénaga Grande de Santa Marta en el Caribe colombiano.
Primero, realizaremos un paseo fotográfico por sus calles “pavimentadas” de agua y luego escucharemos una de las historias de los tradicionales “robos” de parejas contada por la guía local Wendy. Cerraremos con enlaces para conocer más del lugar y, por qué no, animarse a navegar sus aguas.
Con cariño,
Óscar Iván
Bogotá D.C.
Un día en Nueva Venecia
El robo del panadero
A algunas chicas se las roban en canoas. Otras se las roban por el agua, nadando. Porque estamos en un pueblo de agua, un pueblo palafito, donde el medio de transporte es una canoa.
Un robo es planeado, no es algo que ocurra de un momento a otro, algunos pueden que sí, pero la mayoría son planeadas ―y de mucho tiempo―, para que todo salga a la perfección. Entonces cuando ambos quieren irse a vivir juntos, se ponen de acuerdo y se roban.
Un robo es irse a vivir con su pareja en unión libre. Normalmente, el hombre es el que roba a la mujer, pero hay casos especiales donde las mujeres se han robado a los hombres, que suena muy chistoso, pero sí ha pasado.
Algunas parejas se casan legalmente por lo civil. Otras por la Iglesia. Algunos deciden seguir con el matrimonio “normal”, porque el ritual del robo para nosotros eso es: un matrimonio. Nunca he escuchado decir en Nueva Venecia que la hija de “Juan” y el hijo de “Pedro” decidieron irse a vivir juntos y que toda la familia sabe. Nunca, en todo el tiempo que tengo acá, he escuchado eso.
*
La panadería de mi casa se llama Wendy por mí, que era la única hija en ese momento, y tiene algo muy curioso, y muy chistoso, y es que allí se robaron al panadero.
Anteriormente, la única panadería que estaba en Nueva Venecia era la de mi mamá y aquí nadie sabía de panadería, ni de hacer panes, ni nada de eso. Mi mamá tenía que traer los panaderos de Sitio Nuevo, que es el municipio cercano. Ella ya tenía el panadero oficial y en ese tiempo él tenía un cuñado al que le estaba enseñando y se lo trajo por una temporada.
Yo recuerdo que estábamos en una fiesta, era una fecha muy especial, algo así como carnavales, y ellos fueron a la caseta, que es el lugar donde la gente va a bailar y a tomar, y regresaron súper temprano. A mi mamá se le hizo sospechoso eso, porque no es normal que dos personas lleguen tan temprano de divertirse.
No sé si lo habían planeado, no lo sé. La chica era muy amiga mía, me cuidaba mucho y yo era una niña, pero éramos muy amigas y vecinas. El papá tiene un genio que, ¡Dios mío!, mejor ni le cuento, y ella se enamoró del cuñado del panadero, y eso se veían y se notaba que se querían comer con las miradas. Nosotros nos dábamos cuenta, pero normal, o sea, se gustan, pero nadie pensó que se iban escapar. Yo recuerdo que esa noche él decidió quedarse a dormir en un sofá. Él dijo “yo me quedo aquí”. Él tenía que saber, me imagino yo.
Y la chica recogió su ropa, la metió en una bolsa plástica y se metió al agua, y traía la ropa sobre la cabeza. Como las casas están súper cerca, ella llegó y tocó, y se levanta mi mamá y le dice “¿Tú qué haces aquí?”. “No, que yo me vine porque me voy a quedar con Raúl”. A él le decían medio metro, y ella decía “yo me voy a quedar con medio, yo me voy a quedar con medio”. “Bueno, ya que viniste, entra” y ya se quedaron.
Al día siguiente, ese señor gritando de cuánta grosería hay, diciéndole al panadero que sí, que ya te robaste a mi hija, que ella no tenía esos pensamientos, que ella es una niña que estaba estudiando. “Pero si es que ella se vino a meterse aquí, ¿ya yo qué podía hacer? Me la puso fácil”, le respondía él.
Normalmente, los papás del chico tienen que ir a arreglar “cuentas” ―así es como le llaman acá― con los papás de la muchacha. Como él no era de acá, quien estaba respondiendo por él era mi mamá y todos fuimos a hablar con el señor, toda la familia. Él no fue. Nosotros le decíamos al señor “que le mande la ropa” y el señor decía “no le voy a mandar ropa. Si ella fue tan atrevida de irse, que venga ella misma y busque el resto de ropa”. “No, que le mande el uniforme”. “Yo no le voy a mandar un informe, si buscó marido, ya que no estudie”. Y el señor pasó así como dos meses.
Luego de eso ellos deciden irse para Sitio Nuevo, porque el señor no los dejaba pasar su Luna de Miel tranquilos. Vivir su matrimonio. Se fueron para Sitio Nuevo y mi mamá se quedó sin panadero mucho tiempo. Y luego regresaron. Ya ella estaba embarazada. Hoy en día viven acá. Tienen otra panadería. Tienen tres hijos.
De todo eso, aparte de que vivieron en mi casa mucho tiempo, también nace un vínculo de que él decide ponerme de comadre ―por eso y por otras razones más, que de pronto la chica tuvo un parto súper complicado y mi mamá prácticamente le salvó la vida a la bebé, y hoy en día es un milagro que esté viva―.
Y pues así son las historias de los robos.
Durante una tarde lluviosa de octubre de 2021, en Nueva Venecia, Wendy (guía turística), Óscar (bogador) y Edrulfo (artesano) me contaron historias remotas y recientes de hombres que roban las novias de sus amigos, mujeres migrantes que roban hombres casados, adolescentes que roban a sus compañeras de colegio y chicas que duermen a sus mamás con medicamentos para escaparse con sus novios, entre muchas otras. Quizás más adelante las cuente aquí o en otro lugar. ¿Quisieras conocerlas?
Para seguir explorando Nueva Venecia
“10 datos increíbles de un lugar escondido llamado Nueva Venecia”, por Paola Arcila Perdomo.
A Nueva Venecia solo se puede llegar en lancha; puedes tomar una desde Tasajera, a 1 hora de Santa Marta (Magdalena), o en Sitio Nuevo, a 45 minutos de Barranquilla (Atlántico). Planea tu viaje con esta nota de redbus.
“Dulce y salada”, un proyecto audiovisual de Jorge Panchoaga que, en sus palabras, “transita el tiempo humano y el tiempo geológico, en un espacio físico que, flotante, vive entre la cruda realidad de la subsistencia y una densa oscuridad en un contexto ecológico que no da tregua y busca sin parar recordarnos nuestro limitado tiempo humano”. Conócelo aquí.
“Cuando el río suena: Nueva Venecia”, por Señal Colombia. Capítulo documental que narra los problemas que enfrentan los venecianos para conseguir agua potable y ahonda en el hecho de violencia paramilitar que cambió sus vidas. Haz clic para verlo 👇🏻
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¡GRACIAS!
Genial entrega! Pregunta, cuando uno llega allá, se mueve uno por su cuenta? Vale la pena ir por el día o es mejor pasar la noche? Si es lo segundo, dónde me alojo? Tal vez está en los enlaces que pusiste, entonces me disculpo de antemano jeje.
Relato divertido y fotos magníficas