El efecto mariposa
O sobre cómo la guerra de Putin terminó afectando mis ingresos al otro lado del Atlántico
Hola, te saluda Óscar Iván Pérez H. y te doy la bienvenida a Quietud y Movimiento, la newsletter en la que comparto historias, experiencias y reflexiones sobre el nomadismo en la era digital.
En mi primer año como nómada digital logré algo que no esperaba para el inicio de la vida itinerante: gané la misma cantidad de dinero que había obtenido el último año que trabajé como docente investigador con contrato laboral en una universidad de Bogotá.
Y digo que no lo esperaba porque me había imaginado una transición económica mucho más difícil. Según había leído, lo más prudente era esperar ingresos más bajos durante el primer año, no tener deudas importantes y contar con ahorros que pudieran cubrir el déficit generado. En mi caso, me jugué una carta adicional: reducir el nivel de gastos mensuales a lo mínimo posible sin que eso afectara la calidad del viaje.
Mi apuesta inicial fue conseguir trabajo en lo que sabía hacer y en los entornos laborales que conocía. Imaginé que podría ser posible generar ingresos como docente, investigador o consultor en los temas que venía trabajando desde hacía tiempo: construcción de paz, sostenibilidad, desarrollo, turismo, metodología de investigación. Esa fue una de las razones de peso por las que decidí iniciar la vida nómada en Colombia. Así que, a finales de 2020 y comienzos de 2021, realicé llamadas y envié correos electrónicos a amigos y conocidos para contarles cuáles eran mis planes y ponerme a disposición de lo que pudiera salir. Algunos dijeron que era posible hacer cosas juntos, pero el tiempo pasó y nunca surgió nada…
Mientras tanto, empecé la experiencia nómada en febrero de 2021. Al comienzo no fui un nómada digital en el sentido amplio de la palabra, pues, aunque no tenía un lugar propio en donde vivir y estaba viajando por la Costa Caribe, estaba desempleado. Mi tiempo lo disponía para disfrutar los lugares que visitaba y las cuentas las pagaba con ahorros. Era más bien un viajero con la firme intención de convertirme en trabajador remoto que cambia de lugar con frecuencia. Así pasaron los meses de febrero y marzo, pero en abril tuve un golpe de suerte y conseguí un trabajo como traductor de textos para una empresa sueca. La oportunidad llegó a través de la amiga de una amiga. La amistad logró lo que el networking no pudo (gracias, María).
Al comienzo me costó adaptarme al nuevo trabajo porque los temas de los que trataban los textos que adaptábamos al español de Colombia eran un poco distantes para mí: moda, belleza, productos del hogar. Pero poco a poco, y con el apoyo de mis dos compañeras de trabajo, fui dominando la nueva labor hasta sentirme cómodo. Las traducciones, además, las pagaban por horas con tarifas de Suecia y las podía hacer desde donde quisiera y a la hora que mejor me quedara, siempre y cuando cumpliera con los tiempos de entrega. En pocas palabras, estaba en el mejor de mis mundos posibles: no tenía ninguna restricción laboral para viajar (salvo el acceso a internet), trabajaba medio tiempo y ganaba lo mismo que antes como docente investigador de tiempo completo. Sencillamente hermoso.
Pero las cosas buenas no duran para siempre. Eso lo sabemos todos.
A finales de febrero de 2022, Rusia decidió emprender una guerra contra Ucrania que aún no termina y cuyos efectos socioeconómicos han traspasado las fronteras de Europa. En mi caso personal, me he visto afectado directamente por dos vías: de un lado, las horas mensuales de trabajo se redujeron en un tercio debido a la caída de los ingresos de la empresa para la cual hago las traducciones y, de otro, la corona sueca –la moneda en la que se establece la tarifa por hora– perdió un cuarto de su valor frente al dólar. Por fortuna, el descenso de mis ingresos se ha visto un poco contrarrestado por el aumento de la tasa de cambio en Colombia (algo que tampoco es tan bueno: lo que obtengo de más como trabajador lo pierdo como consumidor). Vale decir que la devaluación del peso y el aumento de la inflación en Colombia son fenómenos que tampoco han sido ajenos al “aleteo” de Rusia en Europa.
Este proceso de deterioro de los ingresos fue lento y gradual. Solo hasta mitad de año comprendí que no era algo temporal, sino que correspondía a mi nueva situación laboral. Y entonces tuve que empezar a buscar cómo compensar los ingresos proyectados que iba a dejar de recibir. De nuevo, las oportunidades llegaron a través de los amigos (gracias, María).
El semestre pasado me salieron algunos proyectos relacionados con los tipos de escritura y de narrativas que, curiosamente, aprendí durante los últimos años por fuera de las universidades en las que estudié o trabajé: escritura para redes sociales y páginas web, coordinación de una newsletter sobre podcast y asesoría para el manejo de redes sociales para un podcast. También dicté talleres online de literatura y fotografía de viajes. Mi experiencia como director y miembro del laboratorio creativo Peces fuera del agua fue fundamental.
Los nuevos trabajos han sido la puerta de entrada al mundo freelance, una experiencia que, hasta ahora, había sido completamente ajena para mí. Desde que empecé a trabajar como profesional en 2007, había tenido la fortuna de contar con uno o dos contratos a 6 o 12 meses con los que ganaba la plata que necesitaba. Ahora, el contrato de traducción me da para pagar los gastos mensuales básicos y los otros proyectos, para cubrir los gastos adicionales. En 2022 no ahorré.
Lo bueno de lo que les he contado es que he comprobado que sí es posible trabajar de forma remota el 100% del tiempo y que se pude ser nómada digital en Colombia. Lo malo es que he vivido en carne propia lo que significa la precariedad y la incertidumbre laborales. Y no ha sido nada chévere.
Para seguir explorando las fuentes de generación de ingresos de los nómadas digitales…
Oficios populares entre los nómadas digitales: profesor, tallerista, bloguero, fotógrafo, videógrafo, creador de contenido, ilustrador, diseñador gráfico, comerciante online, publicista, inversor, etc. En este enlace puedes ver un listado bastante completo.
En líneas generales, un nómada digital puede desempeñarse en tres oficios: trabajador con contrato, trabajador freelance o empresario online. En la Escuela Nómada Digital (END) puedes explorar estas posibilidades.
En “Nómadas digitales: un estilo de vida para el siglo XXI”, conté con mayor detalle cómo fue mi inicio en la vida nómada y en el teletrabajo al 100%.
Flashback
El plan de viaje que más me gustó durante los quince días que pasé en Ibagué fue la caminata a La Plata, la cascada más alta del departamento del Tolima con 490 mt. La caída de agua queda a tan solo dos horas y media del centro de la “capital musical de Colombia” en el Parque Ecoturístico La Plata (vereda Pastales). En este reel te cuento un poco más de la visita y te muestro cómo se ve y se siente estar allí:
Con cariño,
Óscar Iván
Ibagué, Tolima
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Wow que interesante, yo he visto en otros lados que ahora hay lugares para solicitar trabajo remoto, pero me acuerdo que se me fue bien difícil poder encontrar algo. Seria cool si posteas algo así, profundizando más en el tema. ¡Genial post!🙌🙌🙌