Durante las últimas 35 semanas, mi rutina incluyó —con una que otra alteración— las siguientes actividades:
Lunes: Revisar material sobre el tema de la semana en Quietud y Movimiento.
Martes: Escribir la primera versión completa del mensaje en la mañana y editarla en la tarde.
Miércoles: Pedirle a algún amigo o amiga comentarios al mensaje en la mañana, ajustarlo en la tarde y programarlo en la noche.
Jueves: Promover el mensaje en redes sociales.
Viernes y sábado: Darle vuelta a las ideas para la próxima semana.
Domingo: Decidir sobre qué voy a escribir el próximo jueves.
Lunes: Revisar material sobre el tema de la semana en Quietud y Movimiento.
Martes:…
Así fueron mis últimas 35 semanas, pero no lo serán las siguientes 35.
¿Por qué?
Porque este es el último mensaje semanal que —por ahora— les enviaré.
No, no, tranquilos. Estoy bien. No estoy en crisis. No estoy renunciando al proyecto. No estoy tirando la toalla.
Nada de eso.
Es más: Quietud y Movimiento es el proyecto personal que más amo y al que le dedico más tiempo. Por eso mismo, me veo obligado a cambiar su periodicidad.
Pero, ¿qué es lo que pasa?
Resulta que a partir de ahora —y hasta que acabe el año—, dispondré de menos tiempo y no quiero bajar la calidad que me he autoimpuesto.
No quiero empezar a enviarles mensajes sin profundidad, sin editar, ni mucho menos a incumplir la entrega de los jueves. También soy lector de newsletters y me molesta cuando eso pasa, sin previo aviso. Hay un acuerdo implícito entre lectores y creadores de newsletters que me gusta respetar y que sea respetado.
Como pudieron ver en mi rutina, sacar adelante una newsletter semanal es tener siempre una tarea pendiente por hacer. Tan pronto envías el mensaje de la semana en curso se activa en tu cerebro una nota que dice: Pendiente escribir el mensaje de la próxima semana. Y cuando tachas esa tarea, se activa al instante otra que dice exactamente lo mismo. Y así sucesivamente.
Sacar adelante una newsletter semanal también es tener siempre una actividad en la mira que te moviliza y emociona durante la semana, vencer el bloqueo creativo, dejar que tu escritura fluya, dialogar con lectores y ser parte de una hermosa comunidad, entre otras muchas bondades. Mientras pude, fui feliz escribiendo y compartiendo mensajes todos los jueves.
Menciono estos aspectos, porque no quiero que el mensaje de hoy se interprete equivocadamete como una carta abierta a futuros creadores que están a punto de cometer el “error” de lanzar una newsletter semanal.
No. Nada de eso.
Solo quiero enfatizar que tener una buena newsletter semanal —asumiendo que esta hace parte de ese selecto grupo— exige bastante trabajo y que, a partir de ahora, no tendré el mismo tiempo y no quiero que el proyecto decaiga.
Siendo honesto, creo que esta pausa activa puede caerle muy bien al proyecto, porque yo llegaré con más energía a la escritura de cada mensaje y ustedes —espero— pueden llegar con mejor disposición a la lectura de mis laaaaargas entregas (obviamente, soy consciente de que son largas, pero ustedes saben que lo son por “necesidad”, no por gusto 🤠).
¿Y qué es lo que tienes que hacer?, se estarán preguntando.
El tiempo que liberaré lo dedicaré a tres maravillosos proyectos:
La producción de la segunda temporada de Los podcasts que nos formaron. ¡Así es! La carta de amor al podcast que hacemos Peces fuera del agua y Tristana producciones vuelve en los próximos meses y ya estamos entrando en la escritura de guiones y la grabación de episodios (pronto terminaremos la realización de las entrevistas). Aunque no puedo contarles con quiénes hemos hablado, sí les puedo adelantar algo: ¡tenemos en la plantilla al dream team del podcast en español! 😎
La impresión del primer libro del laboratorio creativo Peces fuera del agua. ¡Ah! Como ya empezábamos a sentir cómodos en el mundo digital, ese mundo que hace seis años era tan extraño, hemos decidido volver a salir del agua y entrar en terrenos desconocidos. Por el momento, les cuento que el libro estará listo para fin de año y que tiene el espíritu de una revista literaria (y de las buenas, buenas). Así que porfa pendientes de las noticias en las redes sociales de Peces 🙌🏻
La redacción de los textos para una página web de una empresa muuuuy importante en Colombia. “No solo de pan vive el hombre” —ni de agua los peces—, así que debo trabajar fuerte en los próximos meses para engordar la cuenta bancaria y poder dedicar más tiempo a los proyectos creativos que tanto amo, pero que —hasta ahora— no generan ingresos importantes. De hecho, la impresión del libro hace parte de una estrategia de generación de ingresos más amplia que apunta a hacer de Peces un proyecto sostenible al cual otras personas y yo le podamos dedicar más tiempo 🤩
Así que nada, con este mensaje termina la primera etapa de Quietud y Movimiento.
Espero que me extrañen un poco en su bandeja de entrada la semana que viene y que me lean en quince días con el mismo cariño con que yo les escribo.
Siempre agradecido por su apoyo, lectura y acompañamiento en este viaje,
Óscar Iván
Bogotá D.C.
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Felicidades por todo lo nuevo que se viene y por acá estaremos esperando cada 15 días tus quietudes y movimientos. Un abrazo!
Vos sabés que te admiro desde siempre. Que lindo ser sincero con todo lo que haces y que rico todo eso que cuentas que viene en camino.